Los arrendajos
imitan voces:
de gallinas, gavilanes
y otras aves.
Como los sinsontes,
simularlas saben...
Pensando en ti, amor,
les hice escuchar
el encanto melódico
de tu voz...
En el despliegue sonoro
de mi memoria...
Y ahora,
cada día revolotean
cuales visitantes
de tu recuerdo,
en las altas
copas de los arboles,
imitando exacto,
el dulce acento
de tu voz, que sabes bien,
me seduce y enamora...
Los arrendajos, imitan
tu voz, tan bien,
al repetirla una y otra vez,
en los arpegios
de sus cantos…
¿Cómo podría olvidarte?
ML
MARY RAMOS
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